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Arquitectos: Besonias Almeida Arquitectos
- Área: 128 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Hernán de Almeida
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En el km 427 de la Ruta Provincial N° 11, a 10 km al sur de Villa Gesell y a sólo 3 km del bosque de Mar Azul se ubica El Salvaje, un emprendimiento de chacras marítimas, ambientalmente sustentable tanto por su baja densidad poblacional como por las condiciones que establece su reglamento en relación al cuidado del medio ambiente. La normativa determina que todas las construcciones respeten la topografía, la vegetación y la fauna del lugar: una geografía, donde la horizontalidad de la llanura pampeana es cortada por la presencia de cordones medanosos, fijados por pastizales, que corren perpendiculares a la costa hasta desaparecer en inmensas playas.
Este territorio está sometido a fuertes vientos gran parte del año y, al no haber sufrido alteraciones en su ecosistema que los amortigüen – como las plantaciones de pinos, tan comunes en toda esa costa-, soportan ráfagas que, en oportunidades, alcanzan los 100 km/h.
Este paisaje vasto, homogéneo, barrido por fuertes vientos, expuesto a los rayos del sol, casi deshabitado, que invita adisfrutar del silencio y de sorprendentes atardeceres, fue el elegido por el comitente para encargarnos el proyecto de una pequeña casa de veraneo con una generosa piscina. Y fue también el que nos permitió desarrollar una interesante experiencia al reconocerlo como el principal disparador de la propuesta.
La primera decisión proyectual fue ubicar la casa en la zona más alta del lote para así poder disfrutar de ese paisaje admirado por el propietario. Establecimos un recorrido desde la calle a través de una pérgola y una escalera que, ascendiendo el médano, permite ingresar a dos plataformas a diferente altura: una que conecta con el sector de la piscina, y la otra que establece el plano de desarrollo de toda la casa y su expansión en una generosa galería.
Una vez situados en ese nivel que domina el paisaje, había que protegerse de los fuertes vientos del SE y del N –en ocasiones de tal intensidad que hacen que la arena azote los cristales, esmerilándolos-.
Propusimos entonces un volumen que se repliega hacia un patio interior, se protege de los fuertes vientos y del intenso sol del verano mediante pantallas realizadas con tablas de madera regulables en tres de sus lados, y se abre completamente al paisaje en la cara expuesta a la mejor orientación.
Ese patio es propositivamente el espacio organizador de la casa. Intercalado entre el sector que aloja las actividades sociales y el más íntimo de los dos dormitorios con sus baños privados, puede funcionar como expansión de estos ambientes en los días ventosos y como conexión con la terraza superior en los días calmos. Por otro lado, la luz que lo baña produce sombras siempre cambiantes que, combinadas con los diferentes reflejos que produce la caja de cristal que lo envuelve, crean una situación espacial de gran interés.
A la vez, en los calurosos días de verano, la introducción de este patio, la posición de las aberturas y la creación de una profunda galería a lo largo de todo el sector social de la casa hacen posible que una corriente de aire recorra todos los ambientes refrescándolos, y que todas las actividades de la casa se relacionen entre sí y con el exterior.
Desde la galería y también desde la terraza superior se puede disfrutar de vistas hacia la piscina inmersa entre los suaves médanos y del espectáculo siempre cambiante de los atardeceres.
De noche la casa conserva la intimidad gracias a los filtros de madera, y como resultado sorpresa, la luz que se cuela a través de ellos, ilumina el entorno inmediato produciendo variados efectos de luces y sombras.